Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2017

24 Noviembre 2017

El 25 de noviembre de este año 2017, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, llega entre las voces de protesta de actrices que se han decidido a denunciar el acoso sexual al que se han visto sometidas por el productor Harvey Weinstein, y el juicio que se celebra en Pamplona por la violación múltiple que tuvo lugar durante los San Fermines de 2016.  

Desgraciadamente, no son más que dos datos –de los muchos que componen la interminable lista-, que demuestran que algo se está haciendo mal. En vista de las cifras con las que nos desayunamos cada día, urge una revisión de las leyes y de los programas educativos, herramientas fundamentales para acabar con un problema que nos afecta a tod@s como sociedad pero que es a la mujer a la que deja en una posición de eterna vulnerabilidad.  

La violencia contra la mujer es un grave problema social, político y económico. Estamos hablando de 900 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, en los últimos 15 años, solo en España. Para hacernos una idea de la dimensión de esta lacra que estamos padeciendo, recordemos que en 36 años de terrorismo fueron asesinadas 829 personas.

 El drama de la insensibilización 

Si las cifras de los asesinatos de mujeres son un auténtico drama, no menos terroríficos resultan los datos del informe realizado por la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) entre jóvenes de entre 15 y 29 años:  

  • casi el 30% considera normal la violencia de género en la pareja   
  • algo más de un 20%, cree que es un tema que "está politizado y se exagera mucho" 
  • el 30% cree que ha aumentado "por culpa" de la población inmigrante 

Otra cuestión alarmante es la consideración, según los resultados de esta encuesta, que tienen de lo qué es y no es violencia. Según Anna Sanmartín, subdirectora del centro que ha realizado la encuesta, cuando los jóvenes aluden a violencia de género se refieren a conductas explícitamente violentas.  

Aspectos como vigilar el móvil, controlar a la pareja o los celos no lo incluyen dentro de la violencia (…) cuando aluden a violencia de género se están refiriendo, exclusivamente, a agredir o insultar.

Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud

 

 Violencia estructural 

Vivimos en una sociedad machista donde la violencia contra las mujeres está instaurada en la propia base del sistema. El trato que se les da a las víctimas, el descrédito al que se ven sometidas, el calvario que se les hace pasar cuando deciden denunciar, las constantes justificaciones de los agresores... son muestras de que existe un machismo institucional y de que este tipo de violencia es estructural. 

El sociólogo Johan Galtung utiliza el concepto del triángulo de la violencia para representar la dinámica de la generación de la violencia en conflictos sociales. Según Galtung, la violencia es como un iceberg, de modo que el vértice que sale a la superficie, es solo una pequeña parte del conflicto. Solucionarlo supone actuar en todos los tipos de violencia, que serían tres: 

  • La violencia directa, la visible: el golpe, el insulto. Esta sería la parte del iceberg que está en la superficie. 
  • La violencia estructural, se centra en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades y se concreta, precisamente, en la negación de estas necesidades. 
  • La violencia cultural, la que crea un marco legitimador de la violencia y se concreta en actitudes determinadas: principios, normas explícitas o implícitas, tradiciones, educación que justifica la violencia. 

No es difícil identificar los tres vértices de este triángulo del terror en la violencia contra las mujeres. 

No creo que haya ningún otro crimen, como ocurre con la violación, en el que la vícitma tenga que demostrar no que los acusados son culpables, sino que ella misma es inocente.

Beatriz Gimeno, Responsable del área de Igualdad de Podemos en la Comunidad de Madrid.

Campañas misóginas

La campaña para prevenir el consumo de alcohol en los adolescentes es otra dolorosa muestra de cuáles son los caminos que se transitan en cuanto a los estereotipos de género que tanto daño hacen cuando se trata de violencia machista.   

El pasado viernes día 17 de noviembre, el Ministerio de Sanidad eliminó de su web el material gráfico de la campaña, alegando que había sido un error. La polémica saltó cuando se hicieron públicos los carteles:  

  • Uno con la foto de un chico y el mensaje "su consumo continuado –en referencia al alcohol- ocasiona daños físicos y genera problemas familiares"  
  • Otro con la foto de una chica y el mensaje "tras su consumo, se constata un mayor número de relaciones sexuales sin protección o no consentidas" 

El mensaje es claro: si ella bebe, corre el riesgo de ser violada. Si lo hace él, puede ponerse violento. De lo que se deduce que a la mujer se la educa para ser víctima, para no traspasar ciertos límites si no quiere tener problemas, para cuidarse ante el agresor, para temer por su integridad. No parece que el mismo mensaje sea válido para los chicos, para quienes el alcohol acarreará exclusivamente problemas de salud y conflictos familiares.

Si la mujer no se resiste lo bastante, el comportamiento de ellos no merecerá reproche.

Beatriz Gimeno, Responsable del área de Igualdad de Podemos en la Comunidad de Madrid. 

Podemos aceptar la versión oficial de que ha sido un error,  pero el hecho de que se haya "filtrado" este material gráfico significa que en una mente creativa que trabaja para una institución pública como es el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en algún momento, esa frase les debió de parecer buena idea. Lo que demuestra, una vez más, que el machismo está fuertemente arraigado en las mismas instituciones que pretenden luchar contra él y así resulta muy difícil avanzar.

Campaña del Ayuntamiento de Las Palmas, Concejalía de Igualdad.

Sociedad machista

El eurobarómetro publicado el pasado 20 de noviembre sobre la igualdad de género, descubre una realidad de lo más inquietante:

  • El 44% de l@s europe@s piensa que el rol más importante de la mujer es cuidar de la casa y de la familia.
  • Uno de cada tres hombres no aprueba que sus congéneres se declare abiertamente feminista.
  • Menos de la mitad de los hombres encuestados ve aceptable que se recrimine a un amigo por contar un chiste machista.

 El pacto de Estado contra la violencia de género 

La violencia machista, al igual que ocurre con la escolar, seguirá siendo un fracaso colectivo mientras no hagamos un mayor esfuerzo preventivo, condenatorio, rehabilitador con el agresor y de protección de la víctima y de su entorno.  

En esta línea, el pasado julio se firmó un Pacto de Estado contra la violencia de género pero que está resultando, a todas luces, insuficiente. Algunas de las deficiencias que l@s expert@s señalan de este acuerdo son: 

  • Definición de violencia: el primer paso es comprender que la violencia tiene numerosas manifestaciones e intensidades y que cada una debe ser tratada de forma particular. 
  • Atender al entorno: el violento utiliza al entorno de la víctima para hacerle daño o para presionar con el fin de que se retire la denuncia. El pacto no debería obviar ese entorno.  
  • Integrar el Convenio de Estambul: este convenio, en vigor desde el 2014, establece como violencia también la ejercida fuera de la pareja, e incluso la que se ejerce con intención de dominar y/o discriminar. Sin embargo, España limita la violencia de género al ámbito de la pareja o expareja.

Un problema de tod@s

En la desigualdad radica el origen de la violencia y los datos siguen indicando que nos queda mucho camino por recorrer para cerrar la brecha que nos separa, pero será imposible si la implicación no es absoluta y el compromiso total.

Se necesita un compromiso a nivel político, educativo y social, se requieren leyes y protocolos que eviten la violencia, que eduquen a hombres y mujeres, que rehabiliten a los violentos, que protejan a las víctimas y que no conviertan un gesto cargado de valentía, como es el de atreverse a denunciar, en una triple tortura: soportar el acoso, llevar a cabo la denuncia y soportar el proceso judicial. Necesitamos una sociedad inclusiva donde los roles sean cuestionados y destruidos, donde la única fuerza que se imponga sea la del respeto.    

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